Bufff; con todo este lío de las navidades, el concierto de
gala, las prisas tras Santa Cecilia y el fin de las vacaciones se me había olvidado por completo de la
visita de nuestros amigos del norte por Santa Cecilia.
Bueno, pues eso, como todos sabemos el 5 de diciembre fue nuestro
tradicional concierto de Santa Cecilia (espera, ¿Santa Cecilia no es el 22 de
noviembre?), a ver, dije tradicional, no que fuera un concierto más, de hecho
era al revés, para empezar era la vuelta de nuestro encuentro con la banda de
Jaca, los jacetanos (que antes se hacían llamar jaqueses, pero al parecer esto
suena con más estilo) llegaron con toda su parafernalia dispuestos a tomar al
asalto nuestra torre, pero nosotros no nos habíamos quedado de brazos cruzados
estos 5 últimos meses (día arriba, día abajo), teníamos material
suficientemente novedoso como para defender nuestra plaza (lástima que entre
ese nuevo material no se incluyeran atriles).
Como buenos anfitriones dejamos que nuestros invitados
abrieran la tarde, y vaya forma de comenzar (el que no se lo crea que vea los
videos, que creo que ya están todos subidos), un poco antes de que acabaran su
parte bajamos a los camerinos a recibirles, aunque no calculamos bien sus bises
joteños y casi estuvimos más tiempo esperando a que bajaran que el tiempo que
les escuchamos desde el palco, vaya, que fue una actuación redonda, alguno de
nuestros miembros quedó tan intimidado con la actuación que hubo que subirlo a
rastras hasta el escenario por la impresión del concierto, una rápida
readaptación rápida del escenario para nuestra invitada especial y al ataque.
Esa invitada especial (nuestros refuerzos), una asombrosa
pianista que nos deleitó con la pieza más larga de nuestro repertorio; como era
de esperar ambos conciertos fueron un éxito, tras la tradicional recogida del
escenario nos pusimos en marcha hacia el segundo gran evento de la noche: la
cena, puedo asegurar que nuestros invitados recibieron una cálida bienvenida (y
puedo asegurarlo, ya que me perdí yendo hacia el restaurante y llegué al mismo
tiempo que ellos al sitio de marras), pero para llegada triunfal la suya, ya
que entró tocando la charanga de Jaca, que había venido al completo, incluso
los que no eran miembros de la banda, y puedo decir que como banda supimos dar
el tipo, pero en cuanto a charanga no había punto de comparación, vaya música,
vaya movimientos, vaya coordinación, y vaya cachondeo general que se formo cada
vez que tocaron, justo al entrar y tras reposar un poco la comida, me gustaría
decir que nuestra charanga contraatacó de la forma adecuada, desgraciadamente
sólo los dos trompetas estrella de nuestra banda tuvieron los ánimos de sumarse
al jolgorio, con resultados bastante curiosos, ya que no conocíamos la mayoría
de las piezas interpretadas (o la versión de la misma).
Y qué más podemos decir que no se haya dicho (o sí se haya
dicho), en fin, la verdad es que podría pasarme varias páginas más contándoos
los hechos de la noche, pero mejor os dejo unas cuantas fotos que hablan por sí
mismas.
Nuestro refuerzo especial en forma de pianista.
Varias instantáneas del ensayo previo tomadas por cuenta y riesgo de nuestro camarógrafo interno.
Expectantes antes del comienzo del espectáculo.
Como se puede ver, el amor estaba en el aire.
Abrieron el concierto nuestros queridos pequemúsicos.
Y por fin pudimos presenciar la magnífica disciplina de nuestros invitados,
además de una música excelente.
Preparados para recibir a nuestros invitados con un gran aplauso cuando bajaran.
Lo mismo, pero más quietos.
Y el resto del batallón esperando en la otra escalera, no íbamos a dejar que se nos escapara ni uno.
Más muestras de cariño entre compañeros, también conocida como el enfrentamiento
con los mayores para conseguir mejores atriles.
Los elementos percutoides bien colocados e iluminados.
Y el ingrediente final de todo buen concierto, no faltaría más.
¿Pablo el saxo? ahora sabemos porque no viene a ensayar
Y, por fin las fotos de la cena, no esperéis que las comente una a una.
Por causas únicamente casuales no pudimos mezclar miembros de ambas bandas en todas las mesas,
(hablando claro, que somos tantos que los de Jaca no daban para llenar más mesas).
Nuestros pequeños, aunque algunos ya van escapando de la categoría.
Y que mejor que un par de vídeos de la charanga de Jaca para completar la historia.