jueves, 16 de julio de 2015

La gran semana de la banda

Va a ser difícil escribir algo a la altura de las crónicas que solemos ver en este gran blog (sobre todo tras la última), pero aún así alguien tiene que escribir algo de esta última semana, y como nuestros blogeros habituales no pudieron estar en el meollo me he puesto a ver como queda el resumen de la semana; tampoco tengo muchas fotos así que dependeré de las fotos que circulen por wasap o facebook.

Por cuarto año consecutivo hemos vuelto a ver a nuestros amigos de Torrearte para montar un nuevo espectáculo en una supersemana de ensayos, si lectores, supersemana, pues empezábamos los ensayos a las diez de la mañana y hasta las diez de la noche no acababa nuestra jornada.

Pero no os voy a aburrir con el relato de cada uno de los ensayos o las obras que tocamos, que eso ya esta muy visto, os contaré lo que mola: comidas, piscina, descansos y concierto; aunque no quedará más remedio que hablar sobre algo de los ensayos (somos una banda de música después de todo).

Bien, pues allá vamos, tras una merecida semana de descanso a la vuelta de nuestro triunfal viaje por el pirineo nuestros móviles comenzaron a sonar con el inconfundible tono de los mensajes del wasap, el mensaje decía más o menos algo así: ¡Mañana os quiero a todos en la casa de la cultura para ensayar a las 10!; era, claramente, de nuestro querido director recordándonos que nuestra semana empezaba; podéis imaginar que todos los que habíamos confirmado la asistencia acudimos con nuestra habitual e impecable puntualidad (entre las 10:30 y las 12:30 fue llegando la gente), pero como era el primer día no hubo víctimas.


De vuelta a casa.


La lista de nuevas obras.

La semana transcurrió con mucha normalidad, ya sabeis que digo, ensayos, descansos, comidas, piscina, más ensayos y más descansos; nuevas partituras, nuevos solos, y algún batutazo necesario para mantener la atención de los músicos.


El estrés y el hambre atacaron varias veces durante la semana.



Ah, la piscina, que buenos momentos (¿como aquella caída tuya?).





En las comidas se desplegaron toda clase de historias y chistes.

Muchas idas y venidas para llevar a todos los músicos al lugar de reposo (la piscina claro).

A partir del segundo día empezamos a tentar a la suerte ensayando en el foso.

Se pueden apreciar en la foto los movimientos de varias collejas simultaneas.

Finalmente llegó el gran día, el sol brillaba a lo alto, los carteles anunciaban el espectáculo, se oía música anunciando los maravillosos compases de la obra,…; bueno en realidad solo era un cartel escondido y la música éramos nosotros afinando, pero suena más épico de la otra forma.

Nuestro magnífico cartel

Con el sol que hacía y todos de negro.

Hubo quien se equivocó de sala y no escuchó el concierto programado.

Como era de esperar Don Ignacio no faltó a la cita, pero tuvo que esperarnos tras el escenario (parece que en escena no pueden estar ciertos animales, menos mal que los músicos no se incluyen en la prohibición).
Como no, en el descanso hubo que asegurarse de que Don Ignacio estuviera cómodo y entretenido.

Nuestras chicas siempre sonrientes a pesar del agotamiento de la semana, y eso que aún quedaba un concierto.

El concierto fue un éxito, nos llovieron flores, vivas y alguna horquilla que otra, tan pronto como estén los vídeos disponibles se pondrán a disposición del público por el canal habitual (canal de youtube, claro).


Para acabar con la semana una de nuestras compañeras más importantes y queridas ha hecho este vídeo tan chulo (en dos partes) como resumen de esta supersemana (en serio, tenéis que verlo).

Pues esto es todo amigos, espero haber cumplido con el mínimo de un relato claro y decente, pero ni las fotos ni mi capacidad dan para mucho más, que conste que he omitido casi cualquier referencia a mi persona porque creo que así queda más interesante (y es más fácil cuando tardas casi una semana en ponerte a escribir).

Por último invitarles a todos a que no se pierdan el pregón en el que participará la banda esta misma tarde a las 10.






sábado, 4 de julio de 2015

CRÓNICA NO OFICIAL DE NUESTRO VIAJE A JACA


            Hola. Acabo de entrar este año en La Banda, bueno, más bien estos últimos meses. Todavía, en ocasiones, me pierdo siguiendo la partitura, miro a mis compañeros de cuerda y todos tenemos la misma cara, pero no nos quitamos el instrumento de la boca y movemos los dedos como si fuéramos de los mayores. En La Banda me lo paso fenomenal, es superdivertido. Jorge nos regaña porque hablamos, pero luego se le pasa, porque es muy bueno y nos perdona pronto, y porque, al final, tocamos muy bien.

            Jo, he tenido mucha suerte porque, nada más llegar, me voy de viaje con mis amigos (ya tengo un montón, la mayoría son mayores que yo, porque soy de los pequeños). Mi padre, que también está en La Banda, no puede ir de viaje con todos, la verdad es que no se pierde mucho, es un poco paquete. También se cree bloguero graciosillo, así que, ya que soy yo quien ha ido…, pues soy yo quien lo cuento.

            El viernes 26 habíamos quedado todos en La Casa de Cultura, ¡que nervios! Había compañeros que no llegaban ¡y el autobús se iba a las 4 sin esperar a nadie!.





Bueno, al final no se quedó nadie en tierra. Salimos, mientras decíamos adiós a los menos afortunados. Desde fuera, ya veíamos el paisaje moviéndose. 



¡Ay!, perdón, era otra la foto que tenía que poner, había miembros de La Banda que decidieron irse por su cuenta, y acabaron un poco más lejos en el mapa…

Como éramos tantos, tuvimos que ir en dos autobuses. La decisión estaba clara, los músicos de espíritu joven, jovial y jocoso, en uno y los del Inserso, en otro. Miren la diferencia.





Los paisajes se sucedían ante nuestros ojos, ya estábamos de viaje, ¡qué ilusión!.



Los “adolescentes” no dejaban de cantar, ¡qué pesados!, pero, ¿es que no se cansan?, ¿qué comen estos chicos?. Bueno, algunos escribían postales. ¿Pero todavía se escriben postales?






Después de alguna parada técnica, llegamos al hotel. ¡Cómo molaba!. Era enorme, con piscina, minigolf, ¡y wifi! (qué pasa, que los pequeños también nos mola el intennés). Nos dieron nuestras habitaciones. Me tocó con otros cuatro peques (o no tan pequeños, que ya sabemos muchas cosas, ¡hombre!), os dais cuenta, ¡una habitación sólo para nosotros!, esto de La Banda mola mazo.

Pero eso no era todo, Jaca estaba en fiestas. Todo estaba muy animado, puestos callejeros, música, comida…, alucinante. Era tarde, y cada uno cenó como pudo, unos con mesa y mantel, otros sin mantel, otros sin mesa, otros no cenaron (sería que estaban a plan).







Después, nos fuimos a dormir. Los adolescentes se quedaron ensayando toda la noche, de hecho Jorge les regañó por la noche porque no ensayaban lo suficiente, por eso, los pobres, estaban un poco cansados por la mañana.









Por la mañana, después de desayunar (por cierto, ¡pedazo de desayuno!, yo comí hasta reventar), vistamos La Ciudadela de Jaca y su museo. ¡Qué chulo!, alrededor de La Ciudadela, había un jardín muy grande lleno de ciervos. Yo quería darles de comer. Algún adulto quería tirar a algún adolescente para dar de comer a los ciervos, pero los ciervos no comen carne, y menos de adolescente, lo he dado en “cono”.






















Dicen que algunos fueron a ver al Alcalde de Jaca y su ayuntamiento. Les enseñó, un montón de cosas y secretos, ¡qué majo!.





Después tocaba comer. Comimos en el hotel y “nos relajamos”. Nos bañamos en la pisci que tenía el agua “calentita”, seguro que alguien se le había escapado “una gotita” ( ;) ). También jugamos al minigolf y a otros muchos juegos. Superdivertido.










Luego, sin prisa, pero sin pausa, a ponernos el uniforme, a afinar y salir a la plaza de la catedral para el concierto. ¡Vaya plaza más bonita!, y, ¡cuántas sillas!, ¡qué nervios!....

Antes del concierto vimos a gente que bailaba bailes típicos de Jaca, me dijeron que se llamaban Jotas. Eran estupendos.

Luego íbamos nosotros, tocamos, Passaros de Brasil, Caribean Concierto, Pérez Prado, y Copacabana. Ésta última fue la más “ritmosa” y la que más nos aplaudieron.

Después de nosotros tocaba la banda de Jaca, fueron supersupermarchosos. Tocaron, incluso, una de Alaska. Los padres de nuestra banda se pusieron a bailar como locos, aún no se muy bien por qué.






























Terminamos muy contentos, y el público creo que también. Además de contentos, estábamos un poco hambrientos y los de la banda de Jaca nos invitaron a cenar. Todos los mayores y adolescentes de las dos bandas se sentaron juntos, pero como no había niños en la de Jaca, los pequeños, nos sentamos solos en una mesa. No debíamos ser tan pequeños, porque el camarero nos llamaba “señores” y nosotros nos partíamos de la risa.










Después de la cena nos fuimos a dormir, estábamos muy cansados. Los adolescentes, como tenían mucho interés, continuaron “ensayando” toda la noche.






Por la mañana, vuelta al pedazo de desayuno y vuelta a casa. Nos subimos todos al autobús, esta vez tampoco se quedó nadie en tierra. Los adolescentes y algunos mayores apenas podían abrir los ojos, ¿será porque se pasaron la noche estudiando?.




















Al medio día llegamos a Zaragoza. Hacía un calor tremendo, casi ni podíamos caminar, así que nos metimos en la Basílica del Pilar. Estaba muy fresquita y era enorme y bonita. Después de ver la Basílica, nos fuimos a comer a un restaurante típico aragonés. Comimos migas y chuletas de cordero. Los pequeños seguimos juntos viendo cómo se ponían los mayores. Debían haber comido muy poco durante el viaje porque se pusieron las botas. Al terminar, al autobús. Vaya siestecita. Los adolescentes, ya no cantaban apenas, a lo mejor era porque estaban tristes, no se. Bueno alguno estaba despierto y se dedicaban a echarle pasta de dientes en la cara a Jorge, como se entere, se va a enfadar….








Y, por fin, llegamos a Torrelodones, allí nos estaban esperando. A mi el viaje me supo a poco ¿y a vosotros?.



Ah, se me olvidaba, os presento a Don Ignacio. Nos ha acompañado durante el viaje, le molamos cantidad y no deja de acompañarnos a todas partes. A veces, algún miembro de la banda, le hace alguna “bromita”, de hecho, Alberto Barítono quería tirarle por la cámara de gas de la ciudadela. ¿Qué habría hecho Don Ignacio?. Marta Descanso lloraba y gritaba desconsolada, pobrecita y pobrecito Don Ignacio.




Nota: Basado en una historia real. Los personajes de esta “historia no oficial”, son ficticios, cualquier parecido con la realidad, es sólo pura coincidencia. 
Muchas Gracias a M. C. G. por su colaboración y su visión particular del mundo.